Con el fin de ir alcanzando niveles de excelencia cada vez más exigentes, las Instituciones de Educación Superior pueden acudir a la acreditación; testimonio que da el Estado sobre la alta calidad de un programa o una institución con base en un proceso previo de evaluación en el que intervienen la institución, las comunidades académicas y la Comisión Nacional de Acreditación (CNA).
Las universidades reconocen que la acreditación contribuye significativamente a alcanzar la calidad de los programas, ya que además de contemplar planes de mejoramiento, conduce a la autoevaluación permanente; de igual forma, se convierte en un punto de partida que permite afianzar la autonomía universitaria.
La acreditación institucional y la acreditación de programas son complementarias. La primera se orienta hacia la institución como un todo; la segunda, considera sus partes como componentes fundamentales. Por ello, la acreditación de programas debe fortalecer la acreditación institucional y ésta, a su vez, estimular la de programas.
Además de los mecanismos mencionados, en la actualidad el Sistema de Aseguramiento de la Calidad se apoya en el Sistema Nacional de Información de la Educación Superior -SNIES-; más adelante se espera recibir retroalimentación del Observatorio Laboral para la Educación, sistema encargado de brindar información especializada relacionada con el desempeño laboral de los egresados, señalar las necesidades del mercado y proveer las bases para la planeación y prospectiva del sector.
Así es como se pretende al terminar el presente período, además de mejorar la calidad en las Instituciones de Educación Superior, dejar un sistema que se autorregule, se autoevalúe y ponga en marcha permanentemente procesos de mejoramiento.
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